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Doña Amelia
Septiembre, 1865 (Twickenham, Inglaterra) – Octubre, 1951 (Versailles, Francia)
“A luz de Lisboa”: la famosa luminosidad y claridad de Lisboa que entra en esta espaciosa habitación se ve realzada por sus grandes ventanas. Desde el balcón se puede disfrutar de una magnífica vista del castillo de San Jorge, la ciudad de Lisboa y los jardines de Torel. La decoración clásica y moderna y las paredes azul real inspiradas en la reina Amelia hacen de esta una de nuestras habitaciones favoritas para lunas de miel.
La habitación Real con Vistas – Dona Amelia ofrece 35 m² de elegancia y comodidad para un máximo de dos huéspedes. Decorada en tonos blancos serenos y azules intensos, con cálidas paredes de madera y un techo con hermosos detalles, esta habitación cuenta con una cama queen size, una amplia zona de estar con sofás y un amplio armario. El gran balcón privado ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad y de la piscina del hotel, creando un ambiente sereno y acogedor.
El lujoso cuarto de baño, con acabados en mármol, cuenta con una amplia ducha y una bañera junto a la ventana, lo que lo convierte en un espacio perfecto para relajarse. Las comodidades incluyen una cafetera Delta, minibar, televisión, conexión Wi-Fi gratuita, aire acondicionado, secador de pelo y caja fuerte. Se ofrece café y agua gratuitos durante toda la estancia para que disfrute de una experiencia verdaderamente refinada.
Descubra el resto de nuestras habitaciones de la categoría “Real con vistas”.
- Hasta 2 personas
- 35 m2
- Cama de matrimonio
- Balcón
- Vistas a la ciudad
- Cafetera
- Minibar
- Televisión
- WiFi gratuito
- Aire acondicionado
- Secador de pelo
- Caja fuerte
- Café Nespresso y agua de cortesía durante toda su estancia




En Honor a...
Doña Amelia
Doña Amelia fue la última reina consorte de Portugal, esposa del rey Carlos I y madre del último monarca reinante, Don Manuel II. Nacida como princesa Amélie de Orleans, de la casa real francesa de Orleans, aportó elegancia, refinamiento y un profundo sentido del deber a la corte portuguesa.
Como reina, se involucró profundamente en causas benéficas y sociales, especialmente en la salud pública. Defendió la lucha contra la tuberculosis y fundó hospitales, orfanatos e instituciones de bienestar social en todo el país, una labor que le valió el respeto generalizado del pueblo portugués.
Sin embargo, su vida estuvo marcada por la tragedia. En 1908, fue testigo del asesinato de su marido y su hijo mayor en el Regicidio de Lisboa, un acontecimiento que conmocionó profundamente a la nación. Dos años más tarde, la monarquía fue derrocada y Doña Amelia se exilió con su hijo superviviente.
Vivió el resto de su vida con dignidad y discreción en Francia, sin dejar nunca de amar al país al que una vez sirvió como reina. Cuando falleció en 1951, sus restos fueron devueltos a Lisboa, donde fue enterrada en el Panteón de la Dinastía Braganza, cerrando así el capítulo de una vida dedicada al servicio, la resiliencia y la fuerza tranquila.